viernes, 2 de marzo de 2012

DECLARACION FINAL DEL SECRETARIADO GENERAL DE LA OCLAE


Los estudiantes reunidos en la ciudad de La Habana, Cuba declaramos:

Este mundo, tal como lo conocemos, se quiebra. Esto no es casualidad ni nos debe sorprender, ya que no es más que otro síntoma de la enfermedad que padece nuestra sociedad: el Imperialismo, fase superior del capitalismo. La crisis estructural y cíclica que está viviendo el mundo, exacerbada en los países europeos, asiáticos, los Estados Unidos, no es más que otra demostración de que el sistema al que estamos sometidos busca constantemente profundizar las desigualdades, que quien más tiene se enriquezca y que el más desposeído pierda lo que tiene.
La situación geopolítica del mundo presenta cambios y oportunidades. La situación europea es clara: las políticas neoliberales y la disminución del gasto público, la reducción de los derechos de los trabajadores, en fin, las recetas que quieren usar para salir de la crisis no sirven, y esto no hace más que reafirmar la necesidad de cambiar este sistema. Los pueblos lo saben, y fiel reflejo de esto son las luchas que se han despertado en estos países, como es el caso de los indignados y Occupy Wall Street, movimientos con los que nos solidarizamos y llamamos a los pueblos europeos a apoyarlos.

A esta crisis en que el mundo esta inmerso, podemos verle dos salidas. Ambas dependen de nosotros. La una, es la profundización de este sistema, la consolidación del Imperialismo al enorme costo de años de hambre, guerra, explotación. La otra, que no será sencilla de lograr, es el aprovechamiento de la debilidad de las potencias para lograr la liberación de nuestros pueblos. Tenemos frente a nosotros la oportunidad para avanzar hacia el mundo que queremos: el Socialista, única alternativa a este sistema corrompido. Divididos, seremos fácilmente derrotados; unidos somos fuertes; organizados somos invencibles.

Y esta organización, que nuclea a más de 100 millones de estudiantes en la región más desigual del mundo, está dispuesta a dar hasta la última gota de su sangre para avanzar hacia la liberación de nuestros pueblos.
Es por eso que nuestros pueblos se han encendido de amor, solidaridad y ansias de igualdad, y la reflexión combinada con estos valores desembocó en la protesta contra la injusticia que sufrimos en nuestro continente. Los estudiantes chilenos, colombianos, puertorriqueños, nos han demostrado que la voluntad de educación pública, gratuita y de calidad es una demanda vigente y que el pueblo y la juventud hacen propia. Procesos como el cubano, el nicaragüense y el venezolano nos muestran que esto es posible, y que el socialismo se puede conquistar; pero que hay que defenderlo de los golpes asestados por las potencias capitalistas, unidos en este combate estudiantes y trabajadores.
Desde Colombia, la fuerza y la resistencia de la juventud estudiantil que dió al traste la reforma privatizadora sobre su educación, nos ratificó el papel fundamental que juega la lucha y movilización en la conquista de nuestros derechos. El papel integrador y articulador del movimiento estudiantil colombiano, en un escenario de represión, persecución y asesinatos de los luchadores sociales, hacen de Colombia y sus estudiantes, prueba viva de que la organización, convicción y disciplina son ingredientes principales para la transformación de las realidades sociales.

En Chile la sociedad entera exige que el Estado se haga responsable del sistema educacional, a través de manifestaciones el pueblo expresa sus exigencias de gratuidad, calidad y regulación. Se ha derrotado la idea neoliberal de concebir nuestros derechos de primer orden como mercancías con las que algunos empresarios puedan lucrar a costa del endeudamiento y el sufrimiento de las familias chilenas.
Rechazamos los continuos intentos de criminalizar la movilización social por parte del gobierno de derecha que revindica extremas posiciones a favor del empresariado y con mucha fuerza declaramos nuestra preocupación y repudio al proyecto de Ley de Resguardo del Orden Público, con el que el ministerio del interior amanzana con encarcelar hasta por 3 años a quienes convoquen a acciones de manifestación como las que se han realizado durante los últimos meses.

Pero el enemigo sabe que la movilización chilena no es más que la punta del iceberg, y que todos nuestros pueblos están siendo encendidos por la chispa de la revolución. Es así que el Imperialismo, siempre liderado por los Estados Unidos, responde agresivamente al despertar de nuestros hermanos obreros, estudiantes, campesinos. Utilizan los ya muy conocidos métodos usuales: la invasión de Libia y la amenaza continua a Irán y el pueblo Sirio, donde los estudiantes han sufrido los embates del imperio agresor.
También es constante la incansable agresión a los procesos políticos Latinoamericanos, principalmente el bloqueo económico y financiero contra Cuba, así como los intentos desestabilizadores al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela que ha liderado los procesos de unidad en nuestro continente a través de su revolución y su proceso de transformación social. En ese ámbito apoyamos a la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) como modelo de integración verdaderamente alternativo que se convierte en una formidable herramienta para la lucha latinoamericana por su segunda independencia. Asimismo alzamos nuestra voz para reclamar la independencia de Puerto Rico, colonia del imperialismo norteamericano y la devolución de las islas Malvinas al hermano pueblo argentino. Denunciamos la violación a la autonomía universitaria que intenta vilmente doblegar a nuestros pueblos, así como respaldamos las luchas de los pueblos originarios por la defensa del medio ambiente como las vividas recientemente por el hermano pueblo panameño.
Y nuestros pueblos resisten. Entonces el enemigo también responde con el palo del policía, con la oscuridad de la cárcel y con el arma del militar. La represión se ha vuelto moneda corriente, la lucha se ha criminalizado, por ejemplo a través de los medios masivos de comunicación, y la juventud es denigrada. Somos golpeados, encarcelados y difamados, se niegan derechos básicos, se intenta sofocar la protesta.
Han encarcelado injustamente a 5 hermanos cubanos revolucionarios, 5 compañeros que el mundo entero reconoce como los Héroes que son, 5 combatientes que en la lucha antiterrorista fueron capturados por las fuerzas represivas y fascistas del imperio yanqui. Los estudiantes latinoamericanos exigimos se los libere inmediatamente y se les permita regresar a su patria revolucionaria.

Porque este movimiento estudiantil, que cuenta con más de un siglo de luchas y conquistas, y esta organización que carga con 45 años de historia de luchas y propuestas, de victorias y derrotas, de mártires, de unidad, continúa luchando por la causa de los pueblos. Porque mataron al hombre pero no a la idea, y Rafael Varona, Fefel, sigue vivo en cada uno de nosotros. Porque queremos una educación liberadora, popular y emancipadora, lo que implica gratuita, de calidad y pública. Porque queremos una sociedad sin explotados ni explotadores, sin hambre, sin miseria ni pobreza, sin excluidos. Porque creemos en la autodeterminación de los pueblos, y el derecho de estos a organizarse, a protestar, a defenderse. Por esto es que esta organización, la OCLAE, ha definido desarrollar en todo el continente Jornadas de Lucha en Defensa de la Educación Pública. Estas jornadas implican movilizaciones, eventos culturales y artísticos, debates, actos y diferentes formas de protesta que encontraran a la juventud latinoamericana, a los estudiantes y a los trabajadores en contra de la criminalización de la lucha, y luchando por la educación que queremos y que tanto nos hace falta.

Queremos una Universidad Popular, de puertas abiertas a los sectores más postergados y que sea capaz de transformar esta sociedad. Lucharemos incansablemente hasta que la educación sea vista como un bien público, social y un derecho humano fundamental. Y esta educación debe ser gratuita. La educación que buscamos es necesaria para la construcción de Nuestra América libre de las ataduras del imperialismo, la Patria Grande que soñaban y

soñamos tantos, un territorio liberado donde los hombres y mujeres seamos hermanos los unos de los otros y no extranjeros. Sigamos el ejemplo de Bolívar y de Artigas, de O’Higgins y de Martí, de Zapata y Sandino, de Fidel y del Che. Debemos convertir América Latina en el Faro Socialista de esperanza que representó Cuba durante más de medio siglo de revolución.
Hoy, en nuestro continente y en el mundo, estamos en un punto de inflexión. Podemos seguir siendo un conjunto de países dependientes de las economías centrales, que continuarán extrayendo nuestros recursos y contaminando nuestras tierras. O, continuando la impresionante historia de lucha de nuestros pueblos latinoamericanos, siempre resistiendo a la colonización, oponiendo ejércitos de machete contra infantería española, podemos darle un giro a la historia, y aprovechar esta oportunidad que se nos presenta con la crisis estructural del sistema y que nos permite construir un mundo diferente. Los movimientos sociales tienen el deber, y nosotros como OCLAE sentimos la obligación de duplicar esfuerzos en esta batalla. Combatiremos al extranjero invasor, al latinoamericano cipayo y traidor con todo lo que tenemos, y para esta guerra implacable convocamos a todos los hermanos trabajadores, a los jóvenes, a las mujeres, a los campesinos, a todos los oprimidos a levantarse y sacudir hasta los cimientos este mundo. Hagamos temblar a los tiranos, somos millones los explotados para la satisfacción de unos pocos hoy. Mañana millones de manos sostendrán con puño firme las banderas justicieras del socialismo.
Nada podemos esperar sino es de nosotros mismos, y ya es mucho lo que hemos avanzado en varios lugares de América Latina, donde las victorias del campo popular se suman. La crítica constructiva a los diferentes procesos de cambio que se dan en nuestro continente debe ser una constante, y continúa la movilización para lograr nuestros triunfos.
La Tierra exige estos cambios, exige transformaciones en los modelos productivos, en la utilización de nuestros recursos naturales, saqueados por el Imperialismo de manera abierta o velada, aún si las potencias capitalistas son las principales responsables de la contaminación que hoy sufrimos. El imperialismo ha logrado no sólo enfermar a la humanidad, también está acabando con la naturaleza. Nuestra América tendrá que encontrar la forma de industrializarse y de desarrollarse, para terminar con este mal que todo lo marchita, utilizando de manera razonable y provechosa sus enormes riquezas naturales, en lugar de regalárselas a aquellos que nos oprimen.
La única manera de avanzar es construyendo otra sociedad verdaderamente justa y digna donde la libertad no sea una quimera; desde la participación, la movilización, el debate vamos a construir un mundo del tamaño de nuestros sueños! Debemos ser firmes en nuestras convicciones y coherentes en nuestro accionar para hacer avanzar nuestras ideas hacia la construcción de una nueva realidad.


Ya nada podrá detener la marcha de la historia.

18 de febrero de 2012

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